La historia desconocida detrás de la estrella de Hollywood y la hija que no pudo criar

En la industria del cine, algunas figuras alcanzan la cima con una mezcla de carisma, talento y una presencia que parece destinada al estrellato. Ese fue el caso de Eric Roberts, uno de los actores más llamativos de la década de 1980, cuya trayectoria prometía convertirlo en un referente indiscutible de su generación. Pero detrás de esa imagen fascinante existía una historia personal marcada por decisiones dolorosas, adicciones y una ausencia que lo acompañó durante años: la de su propia hija.

Roberts nació en Biloxi, Misisipi, en 1956, y desde muy joven demostró una capacidad interpretativa que lo llevó a destacar tanto en teatro como en cine. Su participación en Burn This le valió importantes elogios en Broadway, y poco después comenzó a brillar en la gran pantalla con papeles que le valieron nominaciones a reconocidos premios. Producciones como “King of the Gypsies”, “Star 80” y “Runaway Train” consolidaron su imagen como una de las grandes promesas del momento, combinando atractivo físico y un talento indiscutible.

Pero mientras su figura crecía en Hollywood, su vida personal tomaba rumbos más complicados. A mediados de los años ochenta, su nombre era sinónimo de éxito, aunque lejos del público, el actor lidiaba con serios problemas de adicción que empezaron a afectar su entorno más íntimo. Esa lucha interna terminaría impactando en una de las decisiones más difíciles de su vida: su separación de Kelly Cunningham y su alejamiento de su hija recién nacida, Emma Roberts.

Emma llegó al mundo el 10 de febrero de 1991, un momento que podría haber marcado una nueva etapa para el actor. Sin embargo, según reconoció él mismo con el paso del tiempo, no estaba preparado para asumir la responsabilidad emocional que implicaba la paternidad. En una confesión dolorosa, Roberts dijo: “Abandoné a Kelly cuando Emma solo tenía siete meses”, admitiendo que atravesaba un periodo en el que no podía sostener su vida personal debido a sus adicciones. Kelly obtuvo la custodia total de la niña, mientras él se hundía cada vez más en sus propios conflictos.

Años más tarde, los rumores señalaron una supuesta disputa familiar, alimentada por la participación de su famosa hermana, Julia Roberts, quien habría apoyado a Kelly durante el proceso. En sus memorias de 2024, Roberts aclaró que nunca existió una pelea real por la custodia: “Nunca me consideré alguien que mereciera la custodia física de Emma, ni en un millón de años”, escribió. Sí confirmó, no obstante, que Julia colaboró económicamente para cubrir gastos legales, un gesto que él agradeció profundamente.

Mientras Eric intentaba recuperar control sobre su vida, Emma creció lejos de él, acompañada por su madre y con una fuerte influencia de su tía, a quien visitaba en rodajes como el de Erin Brockovich. Aquellas experiencias despertaron en ella el deseo de dedicarse a la actuación, y con los años forjó una carrera sólida en producciones como American Horror Story, Scream Queens y Somos los Miller. Sin embargo, la distancia emocional con su padre siempre estuvo presente. Ante la pregunta de si mantenían una relación cercana, Emma respondió con sinceridad: “Eh… ¿cómo lo digo? No, no la tenemos”.

En la actualidad, Roberts, de 69 años, se encuentra sobrio y reflexivo. Ha hablado abiertamente sobre los errores que cometió y el daño que causó a quienes lo querían. “Durante muchos años fui un drogadicto activo”, reconoció. “Por eso, mucha gente se alejó de mí, especialmente mi familia”. Aunque el vínculo con Emma no es estrecho, él continúa expresando un profundo amor por ella. En una publicación dedicada a su cumpleaños, compartió una foto de ambos y escribió: “El amor que se refleja en mi rostro es innegable… Sabía que crecería para ser todo eso y más”.

Roberts asegura que la clave de su recuperación ha sido aceptar su pasado y dejar de verse a sí mismo como una víctima. “Los adictos no son malas personas. Solo están cometiendo un error”, reflexionó, destacando que ha encontrado estabilidad junto a su esposa, Eliza Roberts, y continúa trabajando en proyectos de cine y televisión.

Hoy, después de haber atravesado uno de los caminos más tumultuosos del estrellato, Eric Roberts ha logrado reconstruir parte de su vida. Puede que nunca recupere los años perdidos con su hija, pero su historia está marcada por una voluntad renovada de aprender, sanar y seguir adelante. Y aunque Emma se formó lejos de él, su figura permanece en la mirada orgullosa de un hombre que comprendió, quizá demasiado tarde, lo que realmente importa.