Pequeñas pero peligrosas: todo lo que debes saber sobre las garrapatas y cómo protegerte
Aunque a simple vista pueden parecer inofensivas, las garrapatas representan una amenaza seria para la salud de humanos y animales. Estos pequeños parásitos, que se alimentan de la sangre de sus hospedadores, son mucho más que una simple molestia: pueden ser portadoras de enfermedades graves y, si no se detectan a tiempo, ocasionar complicaciones médicas de importancia. Por eso, conocer cómo actúan, qué riesgos implican y cómo prevenirlas es fundamental, especialmente en épocas cálidas o en zonas rurales y boscosas.
Las garrapatas pertenecen a la familia de los arácnidos, al igual que las arañas. Se adhieren a la piel de sus víctimas utilizando sus partes bucales especializadas para perforar y extraer sangre. Suelen encontrarse en pastos altos, matorrales, áreas rurales, zonas húmedas y bosques. También es común que se escondan en el pelaje de animales domésticos como perros y gatos, desde donde pueden pasar fácilmente a las personas.
Uno de los mayores peligros asociados a las garrapatas es su capacidad para transmitir enfermedades infecciosas, tanto a humanos como a animales. Entre las más conocidas se encuentra la enfermedad de Lyme, provocada por una bacteria llamada Borrelia burgdorferi. Esta infección puede causar síntomas como fiebre, fatiga, dolor en las articulaciones y erupciones cutáneas, y si no se trata a tiempo, puede derivar en problemas neurológicos y cardíacos.
Otra afección común es la fiebre maculosa, transmitida principalmente por la garrapata Rhipicephalus sanguineus, también conocida como garrapata del perro. Esta enfermedad puede presentar síntomas similares a una gripe severa y, en casos extremos, poner en riesgo la vida. También existen otros padecimientos menos frecuentes pero igualmente peligrosos como la babesiosis, ehrlichiosis o anaplasmosis, cada una con diferentes niveles de riesgo.
Es importante revisar a los animales domésticos con regularidad, especialmente después de paseos al aire libre. En el caso de los perros, las garrapatas suelen alojarse detrás de las orejas, en el cuello, entre los dedos y alrededor del rabo. Usar collares antiparasitarios, pipetas y shampoos específicos es una buena estrategia de prevención. También es esencial llevar a cabo una limpieza periódica del hogar, especialmente en patios o jardines.
En cuanto a los humanos, la mejor forma de evitar el contacto con estos parásitos es protegerse adecuadamente al transitar por zonas de riesgo. Esto incluye usar pantalones largos, medias altas, camisas de manga larga y preferentemente ropa de colores claros, que facilitan la detección de cualquier insecto. Además, se recomienda el uso de repelentes específicos para garrapatas y la revisión minuciosa del cuerpo después de haber estado en espacios naturales.
Si se detecta una garrapata adherida a la piel, lo correcto es retirarla cuidadosamente con una pinza de punta fina, sujetándola lo más cerca posible de la superficie de la piel y tirando suavemente hacia arriba sin girar ni aplastar. Después de la extracción, se debe desinfectar la zona y observar durante las semanas siguientes cualquier signo de infección o síntomas sospechosos. Si esto ocurre, es fundamental consultar con un profesional de la salud.
La clave frente a las garrapatas es la prevención y la vigilancia constante. Aunque pueden parecer un problema menor, su capacidad de causar enfermedades graves hace que merezcan una atención especial, sobre todo en épocas de calor y en lugares donde abundan los espacios verdes. Estar informados y actuar a tiempo puede marcar una gran diferencia para proteger nuestra salud y la de nuestras mascotas.