La “graysexualidad”, una nueva forma de entender la atracción sexual que gana visibilidad en el mundo
En los últimos años, las conversaciones sobre identidad y orientación sexual se han vuelto cada vez más amplias y complejas. Nuevas etiquetas y formas de autodefinición surgen para describir experiencias que antes quedaban fuera de los modelos tradicionales. Entre estas expresiones que están cobrando relevancia se encuentra la graysexualidad, también conocida como greysexualidad o gray-A, un término que describe a quienes experimentan atracción sexual con poca frecuencia o solo bajo ciertas circunstancias.

Este concepto, que se ubica dentro del espectro asexual, está ayudando a muchas personas a comprender mejor sus propios límites, deseos y experiencias. Según explica la Asexual Visibility & Education Network (AVEN), la graysexualidad habita una “zona gris” entre la asexualidad —ausencia de atracción sexual— y la alosexualidad, que describe a quienes sí sienten atracción con regularidad. Las personas que se identifican como graysexuales pueden decir que sienten atracción de forma esporádica, solo en contextos emocionales muy específicos o con una intensidad tan baja que no representa una necesidad dentro de sus relaciones.
De acuerdo con la terapeuta Shadeen Francis, especialista en relaciones y sexualidad, quienes se reconocen como graysexuales suelen describir su experiencia con frases como: “Siento atracción ocasionalmente, pero solo en contextos concretos” o “Ciertas actividades me gustan, pero otras me resultan incómodas o poco naturales”. En ese sentido, la graysexualidad no se trata de una falta total de deseo, sino de una atracción cambiante, impredecible o dependiente del contexto emocional.
Comprender la graysexualidad implica observar el espectro más amplio de la asexualidad, que incluye diferentes matices. Existen personas que sienten repulsión sexual, es decir, incomodidad o rechazo ante la idea de mantener relaciones íntimas; otras que viven una neutralidad sexual, sin interés ni rechazo; y quienes son sexo positivas, es decir, se identifican como asexuales, pero pueden disfrutar del sexo por placer o por conexión emocional. Las personas graysexuales pueden ubicarse en cualquiera de estos puntos del espectro, pero con una atracción ocasional o limitada.
El terapeuta Eric Marlowe Garrison destaca que el propósito de estas etiquetas no es encasillar, sino ofrecer herramientas de comprensión personal. No se trata de cumplir con reglas estrictas, sino de identificar lo que resuena con cada experiencia individual.
Uno de los errores más comunes es confundir la atracción sexual con el libido. Mientras que la atracción se refiere al deseo de intimar con una persona específica, el libido es un impulso físico general, más relacionado con la necesidad biológica que con el interés emocional. Por eso, una persona puede tener libido sin sentir atracción por alguien, o sentir atracción sin tener un deseo físico pronunciado.
Dentro del espectro graysexual, muchas personas también manejan orientaciones mixtas, es decir, combinan su identidad sexual con una orientación romántica distinta. Por ejemplo, alguien puede identificarse como graysexual y biromántico, heterorromántico o arromántico, dependiendo del tipo de atracción emocional o romántica que experimenta.
En cuanto a las relaciones, las personas graysexuales pueden construir vínculos románticos, platónicos o afectivos tan profundos y satisfactorios como cualquier otro. Algunas se relacionan con parejas dentro del espectro asexual, mientras que otras lo hacen con personas alosexuales (no asexuales). Lo fundamental, como resalta Francis, es la comunicación abierta y el respeto mutuo. Conversar sobre límites, deseos y expectativas es esencial para crear relaciones saludables. En algunos casos, el sexo puede no ser una parte importante de la conexión, y eso también es completamente válido.
Lejos de ser una minoría invisible, la comunidad graysexual está creciendo. Según el Censo de la Comunidad Ace 2019, alrededor del 10 % de las personas dentro del espectro asexual se identificaron como graysexuales, lo que la convierte en una de las identidades más comunes después de la propia asexualidad. Además, la comunidad ha adoptado símbolos representativos, como la bandera asexual de 2010, que incluye una franja gris para representar a las personas de esta identidad. También existe una bandera propia para los graysexuales, donde el morado simboliza la asexualidad, el blanco la alosexualidad, y el gris el espacio intermedio entre ambas.
La graysexualidad invita a repensar la manera en que se entiende la atracción y el deseo. Más que una categoría fija, representa una expresión de diversidad y autenticidad, recordando que la sexualidad humana no es uniforme ni estática, sino un reflejo cambiante de las emociones, experiencias y vínculos que cada persona elige construir.