Feng Shui: el motivo por el que no deberías dejar un vaso con agua en tu dormitorio

El Feng Shui, la antigua práctica china que busca equilibrar las energías del hogar para promover la armonía, la salud y el bienestar, también tiene recomendaciones muy específicas sobre dónde colocar ciertos objetos cotidianos. Uno de los consejos más repetidos dentro de esta filosofía es evitar dejar un vaso con agua en el dormitorio, especialmente durante la noche. Aunque a primera vista pueda parecer una simple precaución o una superstición, detrás de esta indicación hay una explicación energética y simbólica muy concreta.

Según el Feng Shui, el agua representa emociones, movimiento y fluidez. Su energía es poderosa y dinámica, pero también inestable. Cuando este elemento se coloca en lugares inadecuados, puede alterar la circulación del chi, la energía vital que influye en todos los aspectos de la vida. En el caso del dormitorio, un espacio destinado al descanso, la calma y el equilibrio emocional, el agua puede generar el efecto contrario: inquietud, pensamientos dispersos o alteraciones en el sueño.

Los expertos en esta disciplina recomiendan no dejar vasos con agua debajo de la cama ni sobre las mesas de noche, ya que el agua estancada en esas zonas puede simbolizar emociones bloqueadas o conflictos internos sin resolver. También se cree que, al ubicarse cerca de la cabeza mientras dormimos, puede interferir con el flujo energético natural del cuerpo, provocando agotamiento o desequilibrios emocionales.

Además, el Feng Shui sugiere que el agua en el dormitorio puede atraer vibraciones densas o energías no deseadas, especialmente si se deja durante la noche sin una intención clara o sin renovación diaria. Dejar el vaso olvidado por días, por ejemplo, no solo genera un ambiente cargado energéticamente, sino que también se asocia con estancamiento emocional y dificultades para avanzar en ciertos aspectos de la vida personal o sentimental.

En el plano simbólico, este elemento está vinculado a las emociones profundas y a la capacidad de adaptarse a los cambios. Sin embargo, cuando se encuentra contenida o inmóvil —como en un vaso o recipiente cerrado—, el agua puede reflejar la imposibilidad de dejar fluir los sentimientos, lo cual puede traducirse en melancolía o tensión interna. Por eso, los maestros del Feng Shui recomiendan mantener el dormitorio como un espacio dominado por los elementos de la tierra y el fuego suave, que aportan estabilidad, calidez y serenidad.

Ahora bien, esto no significa que el agua esté prohibida en toda la casa. Por el contrario, su presencia en ciertos lugares puede ser altamente beneficiosa. El living o el comedor, por ejemplo, son áreas donde el agua representa limpieza, renovación y claridad mental. Un vaso o recipiente con agua en estos espacios puede funcionar como un símbolo de purificación, ayudando a mantener el ambiente equilibrado y libre de tensiones.

Otro lugar donde el Feng Shui acepta el uso del agua es la entrada del hogar. Allí, puede colocarse con la intención de absorber energías negativas que ingresan desde el exterior. En estos casos, es importante cambiar el agua todos los días, para evitar que se acumule energía pesada o se pierda el efecto purificador. También se aconseja acompañar el vaso con plantas naturales o piedras que potencien la sensación de frescura y equilibrio.

En el baño, el agua cumple una función natural dentro del flujo del hogar. Sin embargo, se sugiere mantener el espacio limpio, bien ventilado y con los desagües cerrados cuando no se usen, para que la energía positiva no se drene.

En síntesis, el Feng Shui enseña que cada elemento tiene su lugar y su propósito. El agua puede ser un símbolo de vida, sanación y renovación, pero cuando se encuentra en el dormitorio, puede alterar la tranquilidad necesaria para descansar y regenerarse. Por eso, si solías dejar un vaso de agua junto a tu cama por costumbre o comodidad, quizás sea momento de buscarle un nuevo sitio en tu hogar.

Evitar colocar agua en el dormitorio no es una simple superstición: es una forma de proteger la energía personal, cuidar el descanso y favorecer la armonía emocional dentro de uno de los espacios más íntimos e importantes de la casa.