Estudiante de la UBA bajo presión: chats revelan el acoso que sufría antes de su trágica muerte
La historia de Matías Rolfi, un estudiante de 27 años de la Universidad de Buenos Aires, volvió a generar conmoción luego de que salieran a la luz una serie de mensajes que, según su familia, demostrarían que era víctima de acoso sistemático dentro del ámbito académico. Su entorno asegura que el joven atravesaba momentos de gran angustia debido a la hostilidad que recibía de parte de compañeros y miembros de una cátedra.

Uno de los mensajes más comentados fue una frase enviada por WhatsApp: “Le voy a arruinar la vida a Rolfi”. Ese texto, según relató Rocío Rolfi, hermana del estudiante, habría sido escrito por un hombre identificado como Tom, quien se desempeñaba —siempre según su versión— como ayudante de cátedra en la materia Bromatología, en la Facultad de Medicina. En esa conversación también participaba Ariana, otra integrante del equipo docente.
Para la familia, estos mensajes confirman que Matías no solo enfrentaba una exigente carga académica, sino también un entorno que en ocasiones podía tornarse hostil. Según relató Rocío, muchos de estos episodios se habrían repetido durante meses, afectando profundamente el ánimo del joven.
En otro grupo de WhatsApp, denominado “Fisiología 2025”, Matías comentó que el segundo examen de la materia sería “mucho más difícil” que el anterior. Esta observación, lejos de generar un intercambio académico constructivo, derivó en una respuesta que lo descalificó: “Es un examen nada más, basta. Decir que es imposible no le sirve a nadie”. La frase fue interpretada por allegados como otro indicio del tipo de trato que recibía.
En el chat de “Bioquímica”, el tono volvió a repetirse con comentarios burlones hacia él. Allí se leía: “Algún día le va a tocar un profesor sin paciencia y lo va a sacar de la clase, jajaja”. Fue entonces cuando otro estudiante, Agustín, intervino para frenar la situación, señalando que Matías nunca buscaba perjudicar a nadie y que sus intervenciones eran realizadas con la intención de aportar.

Los testimonios no terminaron ahí. Una estudiante —que prefirió mantenerse en el anonimato— aseguró que ella también había sido blanco de burlas y actitudes agresivas por parte del mismo grupo. Relató que durante un año completo recibió mensajes despectivos y que incluso intentaron identificarla personalmente. “Eran varios, no uno solo. Y en ese momento yo también llegué a sentirme muy mal por todo lo que inventaban y decían de mí”, señaló.
La familia de Matías destaca que él había sido diagnosticado con autismo, algo que no representaba un obstáculo para su gran objetivo: recibirse junto a su hermana y emprender un proyecto laboral juntos. Ese sueño compartido se vio interrumpido abruptamente, y Rocío expresó su dolor en una despedida pública que conmovió a miles de personas. “El mundo todavía es un lugar duro para personas como vos. Hice todo lo que pude para cuidarte, pero no fue suficiente”, escribió en una publicación que acompañó con fotografías de ambos.
En su mensaje también dedicó unas palabras que reflejan la profunda relación que mantenían: “Perdón por intentar salvar a todos mientras vos me necesitabas más que nadie. Papá te recibe con los brazos abiertos”.

La familia pide que se investiguen con seriedad los episodios de acoso que Matías habría enfrentado, mientras compañeros y allegados suman testimonios para esclarecer lo ocurrido. El caso reabre el debate sobre el bullying universitario, un fenómeno muchas veces invisibilizado, pero que, como insiste la familia, puede tener consecuencias devastadoras si no se aborda de forma responsable y urgente.