El 22 de julio la Tierra hará algo que desconcierta a los científicos
El próximo 22 de julio de 2025, la Tierra dará un giro más veloz de lo habitual, y aunque nadie podrá percibirlo directamente, los relojes atómicos lo registrarán con claridad: será el segundo día más corto desde que se tienen mediciones precisas. Un fenómeno inesperado que vuelve a encender la alarma en la comunidad científica.
Según los expertos que monitorean con exactitud el movimiento de rotación terrestre, ese martes el planeta completará una vuelta completa 1.34 milisegundos más rápido que las 24 horas estándar. Aunque esta diferencia es imperceptible para el ser humano común, representa un cambio llamativo dentro del comportamiento rotacional de la Tierra, que históricamente ha mostrado una tendencia a girar cada vez más lento.
Durante mucho tiempo, el consenso científico indicaba que los días se iban alargando poco a poco, principalmente por el efecto de la Luna, que actúa como un freno gravitacional y disminuye muy lentamente la velocidad rotacional del planeta. Este proceso, aunque constante, se daba en escalas tan mínimas que pasaban desapercibidas por siglos.
Sin embargo, desde 2020 los registros comenzaron a mostrar una tendencia contraria. En lugar de desacelerarse, la Tierra ha tenido varios días en los que giró más rápido de lo habitual, batiendo sus propios récords de velocidad. El más veloz hasta ahora fue el 5 de julio de 2024, cuando la rotación se completó 1.66 milisegundos antes del tiempo estándar. Ahora, el 22 de julio de 2025 se perfila como el segundo día más corto en la historia moderna desde que estos datos comenzaron a medirse con relojes atómicos de alta precisión en 1973.
Lo que desconcierta a los científicos no es solo el hecho en sí, sino la falta de una explicación concluyente. Si bien existen hipótesis sobre el motivo de esta aceleración, ninguna ha sido confirmada. Algunas teorías apuntan al comportamiento del núcleo interno líquido de la Tierra, que podría estar alterando la distribución del momento angular del planeta. Otros especialistas analizan la redistribución de masa debido al derretimiento de glaciares, el aumento del nivel del mar o incluso la actividad sísmica, como posibles factores.
Lo cierto es que la Tierra es un sistema dinámico y complejo, donde diversos procesos —muchos de ellos aún no completamente comprendidos— influyen en su comportamiento físico. Un milisegundo puede parecer poco, pero en términos planetarios representa un indicio de que algo está cambiando. La rotación del planeta, lejos de ser constante, puede verse afectada por fenómenos tanto internos como externos.
Para quienes habiten el planeta ese día, no habrá ninguna sensación diferente, ni el sol saldrá antes ni el reloj despertador sonará antes de tiempo. Pero en los laboratorios y centros de investigación, el 22 de julio quedará registrado como un evento anómalo, que refuerza la necesidad de seguir estudiando el comportamiento del planeta con mayor detalle.
Este tipo de sucesos también pone en debate temas como la posible necesidad, en el futuro, de ajustar los relojes oficiales —como ya ha sucedido con los llamados segundos intercalares— para sincronizar los tiempos atómicos con los astronómicos. Por ahora, la aceleración del giro terrestre sigue siendo un enigma sin resolver, y cada nuevo dato es una pieza más en el rompecabezas que nos recuerda que, incluso después de milenios de observación, la Tierra aún guarda secretos.