“Felices los cuatro”: la historia del grupo que desafía los límites del amor tradicional

En tiempos donde las formas de amar se transforman y diversifican, cada vez más personas se animan a cuestionar los modelos tradicionales de pareja. Entre ellas se encuentran Cecilia Figlioli, Juan Pablo D’Orto, Flor y Seba, cuatro personas que eligieron vivir bajo un mismo techo y construir un vínculo basado en el poliamor y las relaciones abiertas, una decisión que desafía los estereotipos y promueve una nueva mirada sobre la libertad afectiva.

Todo comenzó hace más de una década, cuando Cecilia y Juan Pablo, una pareja convencional, decidieron explorar otras formas de relacionarse. “En 2011 casi no había información sobre el tema, y la poca que encontrábamos estaba en inglés”, recuerda Cecilia. La curiosidad de Juan Pablo por entender el concepto de relaciones abiertas los llevó a dialogar en profundidad sobre sus deseos y límites, y juntos acordaron probar algo distinto.

Con el tiempo, Cecilia comenzó a salir con Seba, mientras que Juan Pablo inició un vínculo con una amiga cercana. Poco después, las conexiones entre ellos se entrelazaron y el grupo decidió convivir. “Nos mudamos los tres, y así comenzó nuestra familia poliamorosa”, relata ella. Años más tarde, Juan Pablo conoció a Flor, de quien se enamoró, y el vínculo se amplió de manera natural. Desde entonces, los cuatro conviven en armonía desde hace más de seis años, compartiendo el hogar, las responsabilidades y el amor.

Para ellos, el secreto está en la comunicación honesta y el respeto mutuo. “Tenemos una vida cotidiana muy organizada. Cada uno cumple con las tareas de la casa y todos colaboramos”, explica Juan Pablo. La pareja, además, fundó Relaciones Abiertas, un espacio que brinda información, talleres y acompañamiento profesional a quienes desean explorar vínculos no monogámicos. Recientemente, también publicaron el libro “La revolución sexoafectiva”, donde desarrollan su experiencia y reflexionan sobre la libertad emocional.

De acuerdo con la sexóloga Analía Urretavizcaya (MN 21.778), las relaciones abiertas y el poliamor se sostienen en pilares como la transparencia, la empatía y el consentimiento. “No se trata de tener múltiples parejas, sino de construir vínculos donde la honestidad y el respeto sean los protagonistas”, explica. La profesional aclara que, a diferencia de la monogamia tradicional, estas relaciones no se centran en la exclusividad, sino en la confianza.

Mientras que una relación abierta permite mantener encuentros sexuales o afectivos fuera de la pareja principal, el poliamor implica la posibilidad de sostener varios vínculos amorosos simultáneos, siempre con conocimiento y acuerdo entre todas las partes. Según Urretavizcaya, la clave está en la “compersión”, un concepto que refiere al placer de ver feliz a la persona que uno ama, incluso si ese bienestar proviene de otro vínculo.

Cecilia lo resume con una frase contundente: “Para nosotros, el otro no nos pertenece. La fidelidad no define el amor; lo hace la sinceridad”. Hoy, ella mantiene relaciones con otras tres personas y asegura que su experiencia le permitió vivir el amor sin culpas ni restricciones.

Historias similares se repiten en distintos puntos del país. Shiksa, por ejemplo, vive una relación abierta desde hace más de diez años. Conoció a su actual pareja, Sofía, mientras atravesaba un vínculo poliamoroso con su exmarido, y decidió continuar esa dinámica de libertad. “No hay límites estrictos. Lo único que pedimos es no mentir. No necesitamos contarnos todo, pero si uno pregunta, se responde con la verdad”, cuenta.

Desde Carlos Paz, Córdoba, otra pareja, Mauricio y Magalí, también decidió romper con el molde de la monogamia. “Empezamos como todos, con una relación cerrada, pero con el tiempo entendimos que amar no es poseer. Nos informamos, hablamos mucho y decidimos abrirnos a nuevas experiencias”, relata Mauricio. Hoy, después de más de seis años juntos, sostienen una relación basada en la confianza y el deseo compartido de vincularse con personas que, según ellos, “estén deconstruidas y comprendan la importancia de la libertad emocional”.

Estas experiencias reflejan un fenómeno creciente: cada vez más personas buscan formas de amar que prioricen la autenticidad, la igualdad y la libertad. Para quienes practican el poliamor, no se trata de desafiar las normas por rebeldía, sino de construir un amor más honesto, sin ataduras y con espacio para todos los sentimientos que puedan florecer.

“Felices los cuatro” no es solo el título de una canción popular, sino también una manera de vivir el amor desde un lugar diferente, donde la confianza y la comunicación son la base de todo y donde la felicidad, como dicen ellos, “se multiplica, no se divide”.