La foto que estremeció al mundo: la historia de Omayra Sánchez que nadie olvida
En noviembre de 1985, el mundo presenció una de las tragedias más devastadoras en la historia de Colombia. La erupción del volcán Nevado del Ruiz, tras casi 70 años de aparente calma, desató un torrente de lodo que arrasó con la ciudad de Armero, dejando más de 25,000 víctimas.
En medio de la catástrofe, una imagen conmovió a millones: la de Omayra Sánchez, una niña atrapada entre los escombros cuyo rostro sereno, pese al sufrimiento, se convirtió en el símbolo de la tragedia.
La fotografía que capturó ese momento fue tomada por el fotoperiodista Frank Fournier, quien llegó a la zona tras la erupción. Su imagen de Omayra, mirando fijamente a la cámara con una mezcla de fortaleza y resignación, recorrió el mundo entero y despertó una ola de impacto. Aunque Fournier recibió críticas por documentar el momento en lugar de intervenir, su trabajo logró visibilizar la magnitud del desastre y la falta de una respuesta eficiente por parte de las autoridades.
El desastre no ocurrió sin advertencias. Durante meses, los expertos alertaron sobre la creciente actividad del volcán. Se reportaron señales preocupantes, como la presencia de peces muertos en los ríos, emisiones de azufre y pequeños temblores. Sin embargo, estas advertencias fueron ignoradas. El 13 de noviembre de 1985, la erupción finalmente ocurrió. El calor del magma derritió los glaciares de la cima, generando una avalancha de lodo, rocas y escombros que descendió con una fuerza imparable. En cuestión de horas, Armero desapareció bajo toneladas de escombros.
Entre las miles de víctimas estaba Omayra Sánchez, una niña de 13 años que quedó atrapada bajo los restos de su casa. Su familia estaba con ella cuando la corriente de lodo golpeó, pero en el caos, Omayra quedó inmovilizada. Durante más de 60 horas, luchó por su vida mientras rescatistas intentaban sacarla de los escombros. Sus piernas estaban presionadas por trozos de cemento y madera, lo que hacía extremadamente difícil su rescate.
A pesar de la situación desesperada, Omayra mostró una valentía excepcional. Durante sus últimos momentos, conversó con periodistas, sonrió, cantó e incluso expresó su amor por su familia. Su fortaleza y su actitud serena conmovieron a quienes la rodeaban. Sin embargo, la falta de equipo especializado y la magnitud del desastre hicieron imposible salvarla.
La imagen tomada por Fournier fue reconocida con el World Press Photo of the Year en 1986, generando un fuerte debate. Muchos cuestionaron por qué no se hizo más para salvarla y criticaron al fotógrafo por capturar su sufrimiento. Sin embargo, Fournier defendió su decisión, asegurando que la fotografía sirvió para denunciar la negligencia gubernamental y la falta de respuesta ante la emergencia. «Ella enfrentó la muerte con dignidad y valentía», afirmó años después.
El caso de Omayra dejó al descubierto la falta de preparación ante desastres naturales en Colombia. Como consecuencia de la tragedia, se creó la Oficina Nacional para la Atención de Desastres, que luego se transformó en la Dirección de Prevención y Atención de Desastres. Aunque estos cambios marcaron un avance, la historia de Armero sigue siendo un recordatorio de la importancia de actuar ante las señales de peligro.
Hoy, Armero es un lugar desolado, convertido en un memorial para las víctimas. En el sitio donde antes existía una ciudad próspera, se han colocado cruces y monumentos en honor a los miles que perdieron la vida, incluida Omayra. Su historia ha sido fuente de inspiración para poemas, canciones y novelas, manteniendo viva su memoria como un testimonio del impacto de la naturaleza y las consecuencias de la inacción humana.
El nombre de Omayra Sánchez sigue resonando como un símbolo de coraje y como un recordatorio de lo que ocurre cuando las advertencias no son escuchadas. Su imagen, que dio la vuelta al mundo, permanece en la memoria colectiva como un ejemplo de la capacidad del ser humano para afrontar el sufrimiento con dignidad.