La millonaria cifra que le costaría su desliz en el concierto de Coldplay
Lo que comenzó como un momento musical en un estadio se convirtió en un auténtico huracán mediático para Andy Byron, CEO de la compañía tecnológica Astronomer. Todo ocurrió durante un concierto de Coldplay en la ciudad de Boston, cuando las cámaras del evento enfocaron a Byron junto a Kristin Cabot, directora de Recursos Humanos de la misma empresa. La escena, que rápidamente dio la vuelta al mundo, mostró a ambos en una actitud cercana que disparó las sospechas sobre una posible relación sentimental entre ellos.
Aunque intentaron disimular al notar que estaban siendo grabados por la clásica “kiss cam”, ya era tarde. La secuencia fue capturada por decenas de asistentes y luego replicada en redes sociales, donde internautas no tardaron en identificar a los protagonistas. La sorpresa fue mayor cuando se reveló que Byron está casado con Megan Kerrigan, madre de sus dos hijos, y que su acompañante no era su esposa.
Frente al revuelo que generó el video, el propio Byron se vio obligado a emitir un comunicado público, en el que reconoció que había cometido un “error profundamente personal”. En sus palabras, ofreció disculpas a su familia, a sus colegas y a todos los que se vieron afectados por la situación. También expresó su deseo de que la sociedad reflexione sobre la facilidad con la que hoy se convierte la vida privada de las personas en espectáculo viral.
Sin embargo, más allá del componente emocional, las consecuencias podrían tener un alto costo financiero. Astronomer, la empresa que dirige, está valorada entre 1.200 y 1.300 millones de dólares, y aunque su salario anual ronda los 500.000 dólares, las posibles cláusulas internas podrían comprometer su posición en la compañía. Si se demuestra que violó políticas laborales por mantener una relación con una subordinada directa, no solo podría perder su cargo como CEO, sino también los beneficios vinculados a acciones y bonos.
Por otro lado, su situación familiar también podría cambiar drásticamente. De confirmarse un proceso de divorcio con su esposa, los términos legales indicarían una división del patrimonio acumulado durante el matrimonio. Las estimaciones más conservadoras sugieren que Megan Kerrigan podría reclamar hasta el 50% de los bienes compartidos, que incluyen propiedades y acciones por un valor de entre 20 y 70 millones de dólares. Esto implicaría una pérdida para Byron que oscilaría entre 10 y 35 millones de dólares, solo en concepto de reparto de activos.
Además, como padre de dos hijos menores, Byron también podría afrontar el pago de una pensión alimentaria que, según expertos legales, podría ubicarse entre 150.000 y 350.000 dólares por año por cada hijo, con una duración estimada de al menos diez años. Si se suman estas cifras, el impacto total del escándalo podría alcanzar una cifra millonaria que oscila entre 22,5 y 69 millones de dólares.
Mientras tanto, las redes sociales continúan alimentando el debate, analizando cada movimiento digital de los implicados. Aunque ninguno ha hablado nuevamente del tema, pequeños gestos como la eliminación del apellido “Byron” del perfil de redes de su esposa fueron interpretados por muchos como una señal de distanciamiento definitivo.
Lo que queda claro es que un instante fugaz captado por una cámara se convirtió en una tormenta mediática, cuyas repercusiones están muy lejos de terminar.