Las mascotas y su influencia en el desarrollo emocional de los niños.
Como bien sabemos las mascotas son los mejores amigos de nosotros los humanos desde tiempos milenarios, en muchos países como la India, las mascotas, especialmente el perro, es considerado un animal sagrado, pero no venimos a hablarte de religiones y culturas, sino de un estudio realizado por la Universidad de Australia Occidental y el Instituto Telethon Kids, el cual refiere que estos animales tienen importante influencia en el desarrollo emocional en los primeros cinco años de vida de un infante.
Segun los estudios realizados se ha demostrado que el perro es de fácil adaptación con la convivencia de sus dueños quienes los hacen parte de la familia, es por ello que es de suma importancia que lo incluyamos en el desarrollo emocional, cultural y físico para que los niños interactuen con su entorno y tengan una mejor adaptación con la sociedad en el futuro volviéndolos más sensibles y sociales gracias a la compañía que nos brindan estos seres llenos de alegría.
“Nuestros hallazgos indican que la propiedad del perro puede beneficiar el desarrollo y el bienestar de los niños y especulamos que esto podría atribuirse al vínculo entre los niños y sus perros”, detalló el estudio.
También otras investigaciones arrojan que un 74% de probabilidades de que los niños que comparten con los caninos tres veces por semana presentan una mejor respuesta emocional a la hora de desarrollarse en su entorno. Aunque cabe resaltar que a pesar de éstas cifras, aún no existe certeza de que este fenómeno sea completamente cierto.Dicho estudio que fue publicado por la reconocida revista Pediatric Research señaló que los niños tienen un 23% menos de probabilidades de que tengan impedimentos en su desarrollo socioemocional. Por lo tanto, cabe mencionar que el mismo fue llevado a cabo a más de 1.646 hogares en distintos países.
Evidentemente los perros son los aliados perfectos, quienes a través de su compañía influyen en gran forma en el desarrollo emocional de cada persona, permitiéndoles relacionarse de una forma más afectiva y sobre todo, haciéndolos más sensibles.