Los peligros de usar sartenes de teflón rayadas: lo que deberías saber antes de cocinar

En muchas cocinas alrededor del mundo, los sartenes antiadherentes de teflón son un elemento indispensable. Su practicidad, facilidad para cocinar sin que los alimentos se peguen y el simple hecho de requerir menos aceite los convierten en la primera opción de millones de hogares. Sin embargo, detrás de esa comodidad también existen riesgos importantes para la salud, especialmente cuando la superficie antiadherente se encuentra dañada o presenta rayaduras visibles.

El teflón es el nombre comercial con el que se conoce al politetrafluoroetileno (PTFE), un material sintético que se utiliza en los recubrimientos antiadherentes. En condiciones normales y mientras la superficie permanece intacta, el teflón es considerado seguro para el uso culinario. El problema aparece cuando la sartén comienza a deteriorarse con el paso del tiempo o por el uso de utensilios metálicos que generan rayaduras en la capa protectora.

Cuando el recubrimiento se daña, pequeñas partículas pueden desprenderse y mezclarse con los alimentos. Aunque algunos especialistas sostienen que estas partículas no suelen causar un daño inmediato, lo cierto es que su consumo repetido podría representar un riesgo potencial a largo plazo, sobre todo si se acumulan en el organismo.

Otro aspecto preocupante está relacionado con la exposición a altas temperaturas. El teflón, cuando se calienta por encima de los 260 °C, comienza a degradarse y liberar compuestos químicos al aire. Entre ellos, se han detectado gases tóxicos que, en casos extremos, pueden provocar lo que se conoce como “fiebre de los polímeros”, una condición que causa síntomas similares a una gripe, como fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y malestar general. Aunque se trata de un cuadro reversible, muestra que la inhalación de estos vapores no es inocua.

La preocupación aumenta cuando se tiene en cuenta la presencia histórica de sustancias como el PFOA (ácido perfluorooctanoico), que solía emplearse en la fabricación de teflón. Este compuesto fue cuestionado por sus posibles efectos cancerígenos y por su relación con alteraciones hormonales y problemas en el sistema inmunológico. Si bien hoy en día la mayoría de los fabricantes ha eliminado el PFOA de sus procesos, la desconfianza sobre la seguridad total de estos productos persiste en la comunidad científica y en los consumidores.

El problema de las sartenes rayadas es que, además de la posible liberación de partículas, suelen requerir temperaturas más altas para mantener su función antiadherente. Esto incrementa el riesgo de que el material se degrade con mayor rapidez, generando vapores potencialmente nocivos en la cocina.

Ante esta situación, muchos expertos recomiendan no utilizar sartenes de teflón cuando muestran daños evidentes. La alternativa más segura es reemplazarlas por utensilios en buen estado o recurrir a otras opciones disponibles en el mercado, como las sartenes de acero inoxidable, de hierro fundido o aquellas fabricadas con recubrimientos cerámicos. Si bien estas alternativas pueden requerir un mayor cuidado en la cocción y limpieza, ofrecen la ventaja de ser más resistentes y de no liberar químicos dañinos en condiciones de uso normal.

En caso de que una persona decida seguir utilizando sartenes de teflón, es fundamental tomar ciertas precauciones: evitar el uso de utensilios metálicos, no calentar el sartén vacío durante mucho tiempo, cocinar a temperaturas moderadas y reemplazarlo de inmediato si se observan rayas profundas o desprendimiento del recubrimiento.

El debate sobre los riesgos del teflón ha generado múltiples posturas. Algunos estudios sostienen que su uso controlado no representa un problema grave, mientras que otros enfatizan la necesidad de extremar las medidas de precaución. Lo cierto es que, en cuestiones de salud, más vale prevenir que lamentar.

En conclusión, los sartenes antiadherentes rayados no son un simple detalle estético ni una incomodidad menor. Detrás de esas marcas se esconden posibles riesgos para la salud, tanto por el desprendimiento de partículas como por la liberación de vapores dañinos al cocinar a altas temperaturas. Por eso, la recomendación más sensata es desechar cualquier sartén deteriorada y optar por alternativas más seguras y duraderas, protegiendo no solo la calidad de los alimentos, sino también el bienestar de quienes los consumen.