Nutrición: ¿Es bueno o no comer carne cruda?
Indistintamente del tipo de proteínas que un individuo consuma por preferencia, una de las fuentes más nutritivas es sin duda la carne magra. Ahora bien, la mayoría de personas se debaten por si éste alimento debe comerse crudo para aprovechar la gran mayoría de los nutrientes; otros prefieren consumirla en un término medio, donde dejan el corte exterior cocido y el interior rojo.La nutricionista Gloria Rabel, especialista integrante de la plataforma HolaDoctor Consultas, alega que es mucho más seguro para la salud comer la carne en un término de cocción «cocida«. Dicho esto, analicemos según Rabel, cuáles son los riesgos que supone consumir carne cruda.
¿Cuáles son los principales riesgos?
Las principal fuente de intoxicaciones alimentarias que se producen en el organismo son producidas por el consumo de carnes crudas o poco cocidas, debido a que en éste estado, el producto conserva bacterias como E.coli, la salmonella y listeria. Incluso, se ha determinado que la carne molida relativamente cruda o «medio cocida» puede llegar a ser muy tóxica, precisamente por el proceso por el cual ésta pasa para molerla.Por su parte, el chef e instructor del Instituto de Educación Culinaria, Ted Siegel, señaló que, «Los agentes patógenos se encuentran en la superficie del tejido muscular, por lo que una vez que comience a moler la carne, estará dispersando los patógenos a través de más carne más allá de la superficie«.
Sugerencias
Los especialistas en salud destacan que a manera de evitar posibles enfermedades, lo mejor es comer la carne cuando alcanza una temperatura de cocción de al menos 145°F en el centro de la misma, ya que en este punto, luce una costra color café en la parte exterior, mientras que el interior un tono café ligero adecuado para el consumo.Es posible deleitar un bistec de res ligeramente crudo, pero en el caso de la carne molida, no es para nada recomendable comerla en tal estado. La Academia de Nutrición y Dietética (AND), también sugiere utilizar un termómetro para comprobar la temperatura y de esta manera, cerciorarse de que la carne esté apta para el consumo.