Qué significa tener dos agujeros en la espalda y por qué llaman tanto la atención
Mirarse al espejo y descubrir dos pequeñas hendiduras simétricas en la parte baja de la espalda es una experiencia más común de lo que muchos creen. Estas marcas, ubicadas justo por encima de los glúteos, suelen despertar curiosidad inmediata y dan lugar a una pregunta recurrente: qué significa tener dos agujeros en la espalda. Para algunas personas es apenas un rasgo corporal sin importancia, mientras que para otras tiene un fuerte componente estético, simbólico o incluso cultural.
Este tema resulta llamativo porque combina anatomía humana, genética, creencias populares y una buena dosis de mitos que se han difundido durante años. Hay quienes los consideran un detalle atractivo, otros los asocian con la sensualidad, y no faltan quienes creen que esconden un significado especial más allá de lo físico. Sin embargo, antes de dejarse llevar por interpretaciones, es importante entender qué son realmente estas marcas y por qué aparecen solo en algunas personas.

Desde el punto de vista médico, estos llamados “agujeros” no son tales. Se trata de hoyuelos de Venus, también conocidos como fositas lumbares o hoyuelos sacros. Están ubicados en una zona muy específica: donde la pelvis se conecta con la columna vertebral, cerca de las articulaciones sacroilíacas. Estas pequeñas depresiones se forman porque los ligamentos de esa región están más próximos a la superficie de la piel, lo que genera ese efecto visual característico.
La genética es el factor principal detrás de su aparición. No se desarrollan con el paso del tiempo ni surgen por realizar ciertos ejercicios. Tampoco aparecen por cambios de peso o hábitos específicos. En términos simples, se nace con ellos o no. Al igual que otros rasgos físicos heredados, como la forma de las orejas o la estructura ósea, su presencia depende en gran medida de la herencia familiar.
Es cierto que estos hoyuelos suelen notarse más en personas con bajo porcentaje de grasa corporal, ya que la piel está más firme y la zona lumbar se ve más definida. Esto ha llevado a que, erróneamente, se los relacione únicamente con cuerpos delgados o atléticos. En realidad, pueden aparecer en cuerpos muy diversos, aunque en algunos casos resulten menos visibles.
En la cultura popular, los hoyuelos de Venus han adquirido una reputación particular. Muchas personas los consideran un símbolo de atractivo físico y los asocian con la belleza corporal. En distintos contextos se los ha descrito como un rasgo sensual, e incluso se los ha bautizado de forma poética como “la sonrisa de la espalda”. Estas percepciones han sido reforzadas por la moda, los medios y las redes sociales.
También circula la idea de que estas marcas están vinculadas con una mejor circulación sanguínea en la zona pélvica, lo que supuestamente se traduciría en mayor sensibilidad física o bienestar. Sin embargo, es importante aclarar que no existe evidencia científica concluyente que respalde estas afirmaciones. Se trata, en su mayoría, de creencias populares que se repiten sin base médica sólida.
En las mujeres, estos hoyuelos suelen ser más comentados y visibilizados, aunque los hombres también pueden tenerlos. En ese caso, reciben el nombre de hoyuelos de Apolo, pero la diferencia es solo terminológica. Desde el punto de vista anatómico, son exactamente lo mismo y no implican ninguna distinción funcional.

Otra interpretación que ha ganado espacio es la de tipo espiritual o simbólica. Algunas corrientes sostienen que estas fositas están relacionadas con puntos energéticos del cuerpo y representan equilibrio, conexión o buena fortuna. Si bien estas ideas forman parte de tradiciones y creencias transmitidas con el tiempo, no cuentan con respaldo científico y pertenecen al terreno de la interpretación personal.
En términos de salud, tener dos agujeros en la espalda no indica nada negativo ni positivo por sí mismo. No es una señal de enfermedad ni de una condición especial. Simplemente refleja una determinada estructura anatómica. Eso sí, los profesionales aclaran que no deben confundirse con otras hendiduras profundas en la zona sacra, que en contextos muy específicos pueden requerir evaluación médica, especialmente en recién nacidos. Los hoyuelos de Venus, en cambio, son superficiales y completamente benignos.
Con la popularidad de las redes sociales, muchas personas comenzaron a observar su espalda con más atención, buscando estas marcas. Algunos las exhiben con orgullo, mientras que otros se preguntan por qué no las tienen. Esto demuestra cómo un detalle corporal puede influir en la percepción de la propia imagen, incluso cuando no tiene un significado real más allá de lo anatómico.
En definitiva, tener dos agujeros en la espalda significa, desde un punto de vista médico, poseer una característica genética normal conocida como hoyuelos de Venus. Todo lo demás —la estética, los mitos y el simbolismo— forma parte de la cultura y de la interpretación que cada persona decide darle. El cuerpo humano es diverso, y estas pequeñas diferencias son simplemente otra muestra de esa variedad natural.